En esta nueva adaptación del libro de Stephen King “In the tall Grass” tenemos en pantalla la historia de los hermanos “Becky” y “Cal” quienes a mitad de su viaje hacen una parada ara que Becky pueda tomar un poco de aire y es justo cuando comienza el “terror”, pues escuharán la voz de un niño que sale de la hierba y que, en su intento por rescatarlo, iniciarán su viacrucis en este lugar abierto llevándolos a vivir una claustrofobia, una desesperación inminente y que inclusive es bastante buena, pues tanto los planos que maneja la película como las interpretaciones y los diálogos salidos de la novela, logran transmitir la sensación y la cual desafortunadamente se vuelve tediosa pasada los 10 minutos de arranque.
Sin escenas que aporten en la narrativa pasa de la tensión a la burla del espectador de la película, aunado a esto tenemos los efectos especiales, que si ser altamente buenos, ayudan a por lo menos no dejar de ver esta propuesta de Netflix, pero si hablamos que justamente tanto efectos especiales y la música salvan por lo menos la mitad de la película quiere decir que algo está mal.
Hora y media es lo que dura la cinta, hora y media donde no se explica por qué pasa o como se originó el mal en la hierba (algo muy característico de Stephen King) es algo que bien pudo durar 40 minutos y evitarnos esos minutos extras de bostezos o mejor prestarle atención al teléfono. A pesar de que cada actor hace una digna interpretación y tratan de que enfatices en sus personajes, logran que te quedes unos minutos más viendo la cinta.
Se puede decir que es entretenida los primos 15 minutos y los últimos 10 minutos, un mal paso dado por el director, quien al parecer intento repetir un poco de la fórmula de sus películas anteriores como “El cubo” de 1997, pero que no supo orientar una nueva oportunidad. Siendo una historia que pasara en cuestión de días a las estanterías del olvido.
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