Anoche, en Nuevas reflexiones sobre cine mexicano, la estudiante de maestría en Historia del Arte Brenda Ontiveros impartió la primera de cuatro clases del curso “El discurso escenográfico en el cine de Gavaldón: Espacios, ambientes, locaciones”, la cual contó con la proyección de La barraca (1944), película dirigida por Roberto Gavaldón y escrita por Libertad Blasco Ibáñez basada en la novela de su padre Vicente Blasco Ibáñez.
La licenciada en Ciencias de la Comunicación destacó la importancia que tiene el área de escenografía para la realización de cualquier filme. El discurso escenográfico, apuntó, cumple tres funciones principales: proveer a la historia de una apariencia inimitable; conceder al espectador un contexto histórico, social y cultural, y presentar un encuadre físico para la narración.
Sobre el equipo de producción de Gavaldón, conformado por más de 20 inmigrantes españoles, afirmó que había logrado “un producto mestizo que quiso hacer un guiño al exilio [de la Guerra Civil Española], pero que también buscó un punto de encuentro con los espectadores mexicanos, todavía muy sensibles al tema de la tierra”.
Los escenógrafos Vicente Petit, director, y Francisco Marco Chillet, asistente, fueron los encargados de construir la barraca que acoge a la familia de Batiste Borrull en el filme. Para la ponente, la recreación de esta caseta rural, hecha con materiales ligeros como troncos, adobes y un tejado de cañas, ofrece mayor verosimilitud y manifiesta el valor íntimo y sagrado que tenían estos espacios para sus habitantes.
Por último, Ontiveros subrayó el reconocimiento que recibió el trabajo de Petit y Chillet. La barraca fue galardonada con nueve premios Ariel, incluyendo el de mejor escenografía.